Un día, cuando estaba de Erasmus,
me pasó algo un poco raro. Quería sacar dinero de un cajero de la calle de
Alcalá. Tomé el billete y lo puse en mi cartera. Estaba esperando que la
máquina me devolviera mi tarjeta bancaria, pero nada. Apreté todos los botones,
sin resultado. Entonces, llamé a Hayet para que viniera y me ayudara encontrar
una solución. Mientras ella llegaba, decidí llamar al banco para avisarlo del
problema y para que me dijeran como recuperar la tarjeta. La persona con la
que hablé me dijo que necesitaba el
número de mi carné de identidad para poder ayudarme, así pues abrí de nuevo mi
cartera para sacarlo. Al buscarlo, encontré a mi tarjeta bancaria que estaba
dentro. Me sentí tan avergonzada que le colgué el teléfono a la persona del
banco sin decir nada. Hayet acababa de llegar para nada y pensó que yo estaba loca. Todavía no entiendo
como la tarjeta acabó en mi cartera sin que me acordara de este momento.
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