El día de Carnaval en Alicante,
decidí salir con mis amigos para ver como se celebraba esta fiesta en la
ciudad. En las calles, había mucha gente. De repente, decidimos ir a un bar
para tomar una copa. En el momento de pagar, abrí mi bolsa y me di cuenta de
que mi móvil había desaparecido. Alguien me lo había robado. No sabía que hacer. Tomé la decisión de ir a
la policía para declarar el robo. Cuando volví a casa, Emilie que sabe mucho de
informática, bloqueó mi móvil para que nadie pueda utilizarlo. Utilizó también
una aplicación disponible en mi ordenador para que cuando una persona intente
hacerlo funcionar, un numero aparece. De esta manera, la persona con mi
teléfono puede llamar a este numero. Pues el móvil era completamente inútil, no
se podía usar.
Pensaba que este tema de mi
Erasmus estaba cerrado y que no será posible recuperar el móvil. Sin embargo,
una semana después del robo, alguien llamó al numero de teléfono previsto. Me
dijo que tenía mi móvil y que podía ir a recuperarlo. Tuve que tomar el autobús
porque esta persona vivía en otra ciudad, más o menos a 30 o 40 kilómetros de
Alicante. Nos encontramos en la Estación de Autobuses. Allí me devolvió el
teléfono y me explicó como se encontraba con el móvil. En realidad, el día de Carnaval, la policía
estaba intentado detener el hombre que me había robado el móvil. Este hombre
tuve miedo y lo tiró en la calle. Aparentemente, el ladrón era muy conocido por
la policía. No era la primera vez que robaba. El chico, que vio toda la escena,
decidió tomarlo.
Es verdad que tuve mucha suerte.
El chico me llamó para devolverme el móvil y esto es algo escaso hoy en día.
Pero pienso que intentó hacer algo con el teléfono y que finalmente, es solo cuando
vio que no podía utilizarlo que decidió devolvérmelo.
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