martes, 1 de noviembre de 2016

Calaveras de azúcar, la parte “dulce” de la muerte

Las calaveras de azúcar tienen su origen en el Tzompantli, un altar utilizado por las civilizaciones mesoamericanas. Para ellos, la muerte era solo el fin de una etapa de la vida, que se simbolizaba conservando cráneos humanos. En los altares se exhibían los cráneos de personas sacrificadas para honrar a los dioses. Cuando llegaron los colonizadores españoles prohibieron estos rituales que costaban vidas humanas y se adoptaron nuevas prácticas.
Mexicanos y españoles se aunaron en el respectivo festejo del Día de los Muertos y el Día de los Fieles Difuntos, que coinciden en fecha. Y se adoptó la costumbre española de fabricar figuras de pasta de azúcar para honrar a los muertos. 

La calaverita (o alfeñique, como se la llamaba originalmente en España) se elabora con una mezcla de azúcar, agua caliente y limón para crear una masa moldeadora parecida al caramelo y así, realizar esa figura, que representa esa expresión claramente mexicana. A partir de ahí comienza la parte más creativa, donde se le ponen detalles decorativos realizados con azúcar coloreado. Pueden ser anillos alrededor de los ojos, dientes, brillantes, etc. No solo hay calaveras de azúcar, sino también otras elaboradas con chocolate, amaranto o de gomitas, según los gustos. 

Hoy esas calaveras sirven también de inspiración para los maquillajes y los tatuajes. 




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