domingo, 2 de octubre de 2016

"Pies para qué los quiero si tengo alas para volar"...

Frida Kahlo era una pintora mejicana y una ardiente defensora de los derechos de la mujeres.  

Desde siempre, se sentía diferente de las otras chicas : a los ocho años, se le diagnosticó la polio y a los dieciocho tuvo un accidente en el que una barra de hierro la perforó, desde el abdomen hasta la vagina, y tuvo que guardar cama. Durante esos años, pintó varios autoretratos, gracias al espejo que quiso que se pegara al techo de su habitación para que se pudiera ver.

En 1928, impuslada por su feminismo, se enroló en el partido comunista mejicano para defender los derechos de las mujeres en un país aún machista. El mismo año, encontró a Diego Rivera, un pintor que tenía unos veinte años más y que tuvo una gran influencia sobre la pintura mural mejicana. Sus pinturas estaban estrechamente relacionadas con sus ideas políticas de izquierda y su interés por el pasado prehispánico de Méjico. Los dos se casaron pero fue una relación muy caótica.

Con el paso del tiempo, su salud se fue deteriorando pero nada frenó su pasión por la pintura y su determinación de defender sus ideales.



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