jueves, 14 de abril de 2016

Asientos reservados

En Bélgica, la mayoría de la gente que coge el bus no se levanta y deja su asiento cuando una persona mayor, por ejemplo, sube al bus. Entonces, fui muy sorprendida cuando llegué a Escocia y vi que no solo había asientos reservados para las personas mayores, las personas discapacitadas y las mujeres embarazadas, sino también que la gente dejaba estos asientos para estas personas. Los autobuses también tienen un dispositivo que permite que las personas en silla de ruedas suban al bus. Todo eso me impresionó mucho y me acostumbré rápidamente y en enero eso era ya parte de la rutina para mí.

En enero, un amigo y yo decidimos viajar dos días a Inverness para ver el Loch Ness, Culloden y la región en general. Como hacía buen tiempo (sí, es posible que haga buen tiempo en Escocia en enero), decidimos  hacerlo todo caminando. Eso representa un poco más de sesenta kilómetros, lo que no es muchísimo, pero también nos perdimos en un bosque cuando ya era casi noche, tuvimos que cruzar un pantano y saltar algunos muros y vallas cuando pensábamos haber encontrado un camino más corto.


Por todo esto, cuando volvimos a Edimburgo, estábamos súper cansados, nos dolían mucho los pies, y eso debía ser muy evidente porque, cuando cogimos el autobús para volver a casa, un señor muy anciano se levantó para que pudiéramos sentarnos. 

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