El año
pasado, fui al Gales de Erasmus. Un día, fui a Liverpool con amigas para ir de
compras. Quería comprar un regalo para mi novio. Entonces, encontré algo y fui
a la caja para pagar.
Como era
un regalo, pregunté al vendedor si podía embalarlo. Me miró de manera muy rara.
Entonces, pide otra vez si podía embalarlo. Al principio, pensaba que no había
entendido porque no lo decía bien o porque no entendía mi acento. Pero cuando vi
la cara del vendedor, entendió que no era algo que se podía pedir en Inglaterra
y fue muy vergonzoso.
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